cada esclavo que vivía en la casa de Lucio (cuatrocientos hombres, mujeres y niños). A pesar de la gran oposición de la multitud, y algo de titubeo de Nerón mismo, los cuatrocientos esclavos fueron quemados vivos. El orden social tenía que ser mantenido. Cicerón, el famoso orador romano, nacido en el 106 a.C., le recordaba a un opositor político del Imperio exiliado: “Recuerda que [dondequiera que vayas] vas a estar siempre al alcance del poder del conquistador”.64 En su tiempo, Roma era una “aldea
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